martes, 27 de abril de 2010

A una gran persona


















No entenderé nunca por qué siempre suenas
cuando estoy feliz y tú te enamoras.

Me das esperanza, aunque ahora no la tenga,
diciéndome "Nunca es tarde, los relojes son de arena".

No sabré nunca por qué compones tus letras
con algunos de mis mejores poetas.

Mis palabras. Tus versos. Mutuos sentimientos.
Dos maneras parecidas de expresar un solo pensamiento.

Me alientas con un soplo de autenticidad,
con melodías que casi las pudiera acariciar.

Acordes que me visten de tul y seda
cuando mis puntas y mis manos en el aire se enredan.

El mejor regalo, tu tiempo, tu voz.

domingo, 25 de abril de 2010

Última decepción permitida.

Tus palabras, tus frases, tus hechos,
caen aún sobre mí como la lluvia ácida,
marchitándome en un momento.

Ayer tenía grande el corazón, hoy se me encoge a golpetazos.
Me duele que siga latiendo, ahora roto en pedazos.

No sé cómo he podido seguir esperando.
Ya solo me quedan unos meses para salir volando.
Por fin no tengo nada a lo que aferrarme.

Vaya donde vaya, no tendré nada que perder,
pero tampoco nada que ofrecer.